lunes, 30 de mayo de 2011

profesias de un alma corrompida (parte 1)


-Este cuento ha sido diseñado, redactado y publicado por Megam Mori. primer semestre del 2011. (colaboración del título I. Fotia y G. Antelo)

Recuerdo aquel día en que lo vi. Todo lo que sentí. El miedo aferrándose de mis articulaciones, sin ningún sentido, las personas corriendo desesperadas por la acera y yo sofocando un grito sordo, estático.
La leyenda se había convertido en cierta, mas no era una profecía.
Mi abuelo me había contado la historia, cuando yo no era más que un pequeño crío.

Según el relato, hacía poco menos de medio siglo desde que Willy Simons y sus amigos estaban jugando en aquel sitio, en una profunda tarde de otoño, inmersos en el débil brillar de la luz del sol y elv iento ululante. Los niños se divertían corriendo y riendo, pero de un momento a otro, se escuchó un grito que hizo que el alma de todos los habitantes de aquel entonces, pendiera de un hilo, desprendiéndose violentamente de una sacudida y volviendo a sus cuerpos con fatiga y horror, quedando más fríos que un cadáver. Mi abuelo me contó que de entre los árboles se podía ver una luminiscencia escalofriante, anaranjada y feroz, y que más tarde, al adentrarse al bosque se dieron cuenta de que era el mismísimo Thomas Matzwen incinerándose de forma violenta.

En ese momento, todos los presentes en la escena fueron testigos del peor juramento jamás hecho. Él juró que se vengaría de todos los que lo vieron cubierto en llamas, mientras el fuego consumía su piel y que mataría uno por uno a quienes él creía que eran sus amigos, aquellos responsables de haberlo metido en el bosque y rociarlo con aquella sustancia tóxica y peligrosa.

Días después, no se supo más nada de Thomas Matzwen, pero los chicos que estuvieron con él el día de aquel horroroso desastre en el bosque, confesaron que había sido un accidente y que estaban muy asustados. Pasaron los días y las semanas y nada se supo del pobre Thomas.

Muchos decían que había muerto, otros decían que había huído, pero nadie tenía certeza de que lo que se decía era cierto.

Es por eso que al verlo, me cuesta describir con claridad todo lo que sentí sobre mi espíritu inmóvil, inerte, vigilado por el diablo a escasos centímetros, pero de lo que sí estaba seguro, era de que aquella alma torturada estaba buscando a alguien, que al parecer se encontraba cerca mío. ¡Jamás podré olvidar ese rostro deformado, esas ropas andrajosas y negras y sus oscuros ojos inmersos en mi, él me veía y yo estaba estático, nadie se daba cuenta que otra víctima sería atacada! Al final, lo que se decía del regreso del fantasma de Thomas Matzwen era cierto, Ashland York no sería el lugar que solía ser. La gente peligraba, y aún así mi estado mental a cada segundo que pasaba, se deformaba más.




FREAK! ♥

1 comentario: