domingo, 4 de julio de 2010

De humanos errantes


-Mirad amigo mío aquella roca tan extraña.

- Disculpe Usted mi atrevimiento Albert, pero eso no es una roca.
-Observe usted con cuidado Sr. Howard, claro que lo es.

Ambos hombres se quedaron expectantes de aquel ennegrecido y espeso objeto, el cuál les llamaba la atención de lejos. Tan cercano al mar, en medio de aquella fría y desolada playa, cuyas olas se agitaban con gran furia desde el proveniente océano hacia la superficie de húmedas arenas, ellos padecían observándolo inquietantes, con ciertos temores en su interior que ninguno de ellos sería capaz de revelarle tal vergonzante atrocidad al otro.

-Tal vez deberíamos acercarnos más, ¿no cree usted Sir Howard?
-Coincido en que tengo extrema curiosidad por saber de que trata tal cosa Sr Albert, tal vez un vistazo para despojar nuestras dudas sería lo más conveniente, pero ¿No cree usted que es demasiado inusual?
-Pamplinas-respondió el elegante señor con un poco de gracia y entusiasmo, y comenzaron a caminar en dirección a aquella extraña figura que tanto interés había despertado en estos caballeros, al parecer, de alto status social.

Ambos hombres quedaron perplejamente horrorizados al descubrir de qué trataba tal cosa. Era como si se hubieran encontrado con el mismísimo demonio de Satanás y hubieran visto frente a sus ojos una sucesión de infinitas imágenes hipnotizantes con respuestas a los caos asechantes en el mundo, nuestro mundo, junto con los maleficios del crimen, la pobreza, la tristeza y todos esos vagos sentimientos que acomplejaban a la sociedad.
Aquellos hombres erráticamente, habían encontrado lo que muchos creían que yacía muerto en la eternidad perdido en el tiempo y en los misteriosos rincones del espacio, ellos habían encontrado el corazón que había perdido la humanidad, tan vivo aunque ahora oscuro y maltrecho, pero latente, como alguna vez lo estuvo plácidamente en los seres humanos...

MEGAM MORI





FREAK! Y

1 comentario: