Hoy, oficialmente entré en el mundo adulto.
Hoy comenzó mi primer día laboral propiamente dicho, para un puesto determinado. Con posibilidad de crecimiento laboral- y personal- en una importante empresa de Argentina.
Qué decirles?
Primero que estoy abrumada por la cantidad que cosas que me estuvieron diciendo, mostrando, enseñando. Por todas las personas que conocí. Por la empresa misma.
Porque es algo serio. Porque la empresa es fuerte. Porque voy a tener mi primer sueldo. Mi propio dinero. Y todo por mérito mío. Porque (y les agradezco enormemente por siempre) mis padres me han dado la posibilidad de mandarme a estudiar eso que elegí, hoy en día, haber quedado para semejante empresa, puesto, etc, siento que es por mi propio mérito. De mi esfuerzo y de haber juntado mis fuerzas para animarme, para salir de mi zona de confort donde estuve, prácticamente, desde siempre. Es un paso que di como persona a partir de mis conocimientos y de mis capacidades.
Segundo, que hoy en día, y para todo el futuro que me espera, mi vida corre por cuenta mía más que nunca, porque voy a estar creciendo en el mundo (¡el gran mundo laboral!) y voy a valerme por mí misma, por mis aciertos y responsabilidades. Y seguramente tendré mis fracasos, pero hoy no voy a hablar negativamente de lo que podría pasar. Porque es un día en el que estoy feliz. Feliz por ver los frutos de mis esfuerzos y de los esfuerzos de todos aquellos que me acompañaron e hicieron posible que llegase hasta acá.
Hoy estoy viendo cómo mi vida pasó tan rápido frente a mí, en estos minutos que expongo mis pensamientos. Porque uno se está preparando constantemente para el futuro. Para que llegue listo y llegue bien a tener una vida adulta e independiente.
Porque naciste, te criaron, te mandaron al colegio, estudiaste, elegís una carrera, la cursás, empezás a interiorizarte con todo eso que estás aprendiendo y así te vas preparando para algún día tener EL trabajo, o un trabajo que te permite llegar a ESE trabajo, y yo, yo que estoy a tres materias de tener mi título, ya empecé mi trabajo, EL trabajo. No puedo estar más conforme con la empresa donde ingresé.
¡¡Y eso que hoy fue el primer día!!
Admito que fue muy abrumador como dije al principio. Tantas cosas nuevas. Todo un mundo aparte al que yo conocía.
Uno escucha hablar o lee sobre sus amigos, compañeros-conocidos en fin- sobre que entró a un nuevo lugar, que está trabajando, que el recibo de sueldo, que los aportes jubilatorios, que se quiere ir de vacaciones... bla bla bla. Claro, hasta ahí todo bien, todo claro. Se entiende. Pero... Cuando en la empresa empiezan a contarte todos tus beneficios y responsabilidades con cuánto te van a remunerar, que tu obra social es tal o cuál o la prepaga esto o lo otro; que tus objetivos, lo que esperás de la empresa; que vas a pasar la mitad de tus días trabajando en dicho entorno; que las vacaciones pagas cuando te las vas a poder tomar y ni hablar cuando te explican lo que que vas a estar haciendo, se te comprime la cabeza y yo solo estaba acostumbrada a estudiar cientos de hojas por año para rendir finales y mirar peliculas en mi computadora, y me acostumbré a pagar los impuestos y el alquiler, y hacer las compras o mandados y cocinar, y así, podría seguir para atrás hasta cuando perdí mi primer diente o las navidades con papá noel....
La vida avanza vertiginosamente, de maneras que no suelo entender, porque hoy fue mi primer trabajo, y hoy se cumplen 28 años de matrimonio de mis padres, y cuando vuelva a mirar todo lo que he hecho y logrado tal vez esté con un bebé en mis brazos o en la otra punta del mundo comprometiéndome con un hombre para el resto de mi vida.
Y hoy, hoy la vida es dulce para mi.
Suele ser agridulce, pero hay que exprimirla como a una naranja. Aprovechar a sacar todo ese jugo que tiene, (tan dulce) y disfrutar de las experiencias.
Para cerrar esto, y siguiendo con el tema de vivir la vida al máximo en cada momento, en la etapa de reconocimiento (en la empresa, conociéndonos con otros compañeros y colegas, etc) uno de ellos (aprox 38-40 años) menciona una charla sobre el estrés, esas charlas motivacionales que no son largas y las encontrás en youtube.(tic, tec, no recuerdo como se les dice...) Da la casualidad que la había visto hace un par de años (3, 4... tal vez más) y le digo que la conocía y había visto. Y este hombre nos comenta que tiene dos hijos chiquitos y que llegaba de trabajar y tenía que atenderlos y estar con la familia y que -hace unos años eh- se le hacía pesado, hasta que un día se dio cuenta que su hijito de 6 ya no tenía 2 años, que estaba el doble de alto, que había crecido -a paso vertiginoso como dije que avanza la vida- entonces tomó la decisión de preocuparse, de ponerle buena cara a la situación no importa que, porque las experiencias de la vida, más allá que-en su caso, vuelva a ser padre algún día- no se repiten. porque si perdió de vivir los años de infancia con uno de sus hijos, por más que tenga más hijos, no los va a recuperar con aquel que los perdió.
Y darme cuenta de estas cosas, entender que hay que vivirlo al máximo, apreciarlo. No guardarse nada, no guardar rencores. Preguntar, atender, ser amable, ser HONESTO, respetar a las personas y juzgar lo menos posible, todas estas cosas, que comprendo en mis 21 años, hay personas que las descubren cuando tienen el doble de mi edad.
Es por eso que recalco la importancia de ser una buena persona y de vivir bien (con esto me refiero no a que mañana se termina el mundo, tiremos el televisor por el balcón y pongámonos de la nuca) sino que saber apreciar cada uno de los momentos que pasan frente a nosotros. Porque momentos malos van a haber siempre. Es la vida misma. No todo es color de rosa. Aunque, uno puede cambiar la cara, sonreír, elegir si darle mucha importancia o si, simplemente, se lo toma como un reto más, una meta, o un problema al cual al analizarlo, se hallará una solución.
Siempre digo, afirmo y creo muy firmemente que hay más de una opción. Siempre.
Solo depende de nosotros mismos. Porque nosotros creamos nuestra propia vida.
No hay que compararnos con los otros, o mejor dicho, no hay que comparar lo que uno tiene con lo que tiene el otro. Así, uno siempre va a estar en falencia e insatisfecho, y tampoco tiene sentido. Porque el de al lado puede tener una vida muy lujosa pero puede estar solo en el mundo, o ser una persona terrible, y yo puedo tener carencias pero personas que me aman, me respetan, me cuidan y una conciencia sana y buena moral. Y creo que valen más los valores que tiene una persona que la cantidad de dinero que tiene en su cuenta bancaria. Vale la experiencia misma.
Hay que animarse, salir de la zona de confort y, CRECER. Después de todo, de eso se trata la vida.
MEG-
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